lunes, mayo 31, 2010

"Las partículas elementales" Michel Houellebecq

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No sé si es demasiado pedante por mi parte llamar a "Las partículas elementales", novela crepuscular. El crepúsculo de la civilización occidental —centrada en esta ocasión en la burguesía francesa— y el aterrador panorama que se divisa desde el mirador de los casi cincuenta tacos, sito en la cúspide de una montaña. La cuesta abajo del dolor, la enfermedad y la muerte, ingredientes todos de un cóctel al que seremos invitados sin remisión.

A través de las vidas tremendas de dos hermanos —el fino y el bruto— el Julebé repasa la espiral carrera hedonista europea desde los años 50 a la actualidad, e incluso con varias apostillas al futuro: No hay nada que hacer desde el momento en que la reproducción sexual es imperfecta: ni amor ni pollas en vinagre. Al final está, implacable, la decadencia y el espectáculo de ir perdiendo a los que queremos. El Julebé imposta su tesis de los cambios metafísicos de la civilización: la sustitución del mundo antiguo por el cristianismo, y éste por la ciencia moderna. El siguiente paso será la creación del nuevo humano gracias a las alegrías de la genética (¿"Un mundo feliz", hordas uniformadas desfilando por Nüremberg o similar otra vez?). Incluso la Naturaleza, o sea, esa cosa del campo y de los bichos comiéndose unos a otros, se convertirá en un factor despreciable dentro del nuevo orden, del nuevo cálculo.

En otro orden de cosas, Houellebecq muestra mucho interés en la felación. De hecho, las continuas churrupaíllas de las señoras que aparecen en la historia, son hilo conductor de la misma. Aquí el tío hace patria y chauvinismo del "francés", juas, juas (¿captan el graciosísimo chiste?)

No quiero espachurrar más el cuento. “Las partículas elementales” es una novela triste en su necesidad y demoledora. Incluso conmovedora. La creo perfectamente recomendable. Si tienes cuarenta/cuarenta y tantos/cincuenta, te sientes mal y te gustaría sentirte peor, no lo dudes: Julebé es tu hombre. (Puf, qué malo soy también contando novelas. Perdón.)

Sap. junio, 2003
es.humanidades.literatura
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miércoles, mayo 26, 2010

"Un hombre en la oscuridad" Paul Auster

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Habrá que decir que Un hombre en la oscuridad es una novelita hinchada hasta las 215 páginas con el truco de ampliar los márgenes, ¡4 centímetros y medio el inferior! Una novelita entretenida —en el más vacuo sentido del término— y ligera que recoge en su poca extensión todos los tics de mr. Auster pero vacíos de contenido, adocenados, aplantillados. Nadie mejor que Chiquito de la Calzada pudo haberla presentado:

—Va ese peaso de hittoria dentro de la hittoria... ¡jarrrl! Polagloria de mi mare... y el fistro le cuenta cuatro película... ¡jaaarl!... y el cobaaaarde se quea sin dinero... nopuedonopuedonopuedor... y los partío de béirbo... ¡jaaaarl!

En este plan.

No digo más que August Brill, un anciano crítico literario que vive junto con su hija y su nieta, entretiene sus noches de insomnio imaginando historias... Seguro que todo lo que venga después va a gustar mucho a todo lector que no haya leído antes algo de la buena onda de Auster, pero al lector resabiado se le va a caer el alma a los pies en cuanto se tope con este tonillo:

"—No hay una sola realidad, cabo. Existen múltiples realidades. No hay un único mundo. Sino muchos mundos, y todos discurren en paralelo, mundos y antimundos, mundos y sombras de mundos, y cada uno de ellos lo sueña, lo imagina o lo escribe alguien en otro mundo. Cada mundo es la creación mental de un individuo.

—Empieza usted a parecerse a Tobak. Él me dijo que la guerra estaba en la cabeza de un hombre, y que se eliminaba a ese hombre, se acabaría la guerra.

Es la cosa más absurda que he oído jamás.
 [...]
 —Vale. Bueno, pongamos por caso que mato a ese hombre... a ese tal Brill, imagíneselo. ¿Qué pasa entonces? Si él es el creador de este mundo, en cuanto él muera usted dejará de existir."

¿Me explico o no me explico? Sin rubor alguno, utilizando tan burdamente el ya manido guión de que somos producto de la imaginación de otro ser, mr. Auster mete de matute el argumento y lo hace columna vertebral desde el comienzo.

En este plan.

¿Pero todo está perdido? Noooooooooooooooooooo.

Hay una lucecita de esperanza. Al menos servidor la ha querido entrever. El cómo finaliza esta intrahistoria (que no puedo citar para no despachurrarla) parece la decisión del propio Auster de olvidarse del amaneramiento en el que ha caído en sus últimas entregas y dando un puñetazo en la mesa ha dicho lo de "señores, hasta aquí llegó lo que se daba"... y mete un volantazo que hará de las últimas 50 páginas algo distinto, de un sencillo realismo que me reconfortó hasta el final. Entonces cerré el libro. Lo dejé sobre la mesilla. Apagué la lámpara. Me arrebujé bien arrebujao y me puse los auriculares.
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzz
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viernes, mayo 21, 2010

Maravillas del Mundo, 9

"18 mejor que 1"

El hallazgo y cultivo primigenio del plátano enano se ha venido atribuyendo al profesor Spitzer, el célebre botánico y químico conocido como el mago de los transgénicos, que fue premiado con el Nobel de 2045. Pero hasta hace pocos años, en la ciudad de Neue-Segovia, la señorita Rosamari Stapleton —una anciana con fama de chiflada en su vecindad pues incluso aseguraba que participó en el Festival de Eurovisión de 2021 representando a Manchuria— se jactaba de haber sido ella la propietaria de un banano doméstico que mutó sorpresivamente y cuyos frutos la ayudaron a enriquecer su monótona dieta de champiñones y carne de perro durante los tiempos de la Tercera Gran Carestía (Véanse las entradas Maravillas del Mundo, 5 y Maravillas del Mundo, 3 ).

Ella misma acusaba a un vecino del inmueble que habitaba de haber robado semillas de su banano para entregarlas al profesor Spitzer, por un lado, y por otro, para iniciar un lucrativo negocio de venta por correo. Comprenderán que en esta polémica ni entramos ni salimos. Infórmense, busquen fuentes y material, consulten hemerotecas y luego, juzguen Uds. mismos.




lunes, mayo 17, 2010

viernes, mayo 14, 2010

Crisis, what crisis?: Vacas flacas



La bonanza económica de años pasados, propició que muchos de nosotros nos convirtiéramos en propietarios de inmuebles a puntapala, sobre todo de varios chalets tanto en el mar como en la montaña. Tal derroche, quién lo duda, es una de las causas por la que hemos desembocado en la apretada situación actual. Pero para los que aún gozamos de numerosas propiedades, este pintor industrial viene a facilitarnos las cosas.

lunes, mayo 10, 2010

"Indignidad"

Un corrillo formado en una calle comercial. Una señora está en cuclillas en el suelo. Apoya la espalda contra la pared. Su peinado de peluquería es como un casco de laca con dos caracolas sobre la frente. A su alrededor unas bolsas de plástico con las compras. En el aire un hedor insoportable. La señora tiene bajo las piernas un charco de mierda. De su propia mierda. Se ha ensuciado la falda, las medias, los zapatos caros y está llorando. Una hija apenas adolescente y un hombre cualquiera tratan de incorporarla. La señora en su desesperación se tapa la cara con un pañuelo manchado también de mierda y dice que no con la cabeza. De una tienda sale un muchacho con un cubo de agua. El silencio es absoluto en el corrillo.

viernes, mayo 07, 2010

miércoles, mayo 05, 2010

Damero Maldito, nº13 (mayo)

El gran Adelardo Pacharán recurría con frecuencia a la expresión '¡Nos jodió mayo con sus flores!' cada vez que saboreaba el fracaso. No se agobien. Seguro que ninguno de Uds. tendrá que utilizarla al enfrentarse, primero, y solucionar, después, este primaveral damero.

¿Dónde descargarlo? Pues donde siempre. Aquí:
 El Damero del Vecind(i)ario

lunes, mayo 03, 2010

Pieza de Puzzle nº 9/1.000


En esta ocasión, la pieza de puzzle está conformada, de un lado, por Antoine de Saint-Exupéry, aviador y escritor francés, autor de una de las más celebradas simplezas de la historia universal de la literatura y cuyo título produce tanta grima que resulta imposible transcribirlo aquí.

En el otro lado aparece el rostro de Juan Tamariz, afamado prestidigitador al que se considera maestro de maestros en su oficio de escamotear naipes ante las mismas narices de los crédulos. El despliegue de humor con que acompaña sus actuaciones fue ingrediente fundamental para catapultarlo a la fama.

Un punto, al menos, los une. Las esposas de ambos caballeros eran/son de origen latinoamericano —salvadoreña la una, colombiana la otra— y las dos llamadas de la misma forma: Consuelo. ¿No es para asombrar a cualquiera?